El nogal


Soy un nogal, soy un joven nogal, vale, soy un niño todavía. Un día seré alto, con una copa grande y daré muchos frutos para los que habiten El Choclo.

Hoy ha sido un día muy especial para mí. Hace días me recogieron del vivero y me llevaron a la finca.  ¡Hoy me han plantado!  Me han puesto en un sitio muy soleado, justamente donde a mí me gusta. Me dicen que me han esperado durante años.

No solamente me han puesto en la tierra, dejándome a mi suerte… no, no. Me han cuidado mucho, muchísimo. Me han preparado un hoyo grande, enorme, más profundo que mis raíces y lo han alimentado con  humus de lombriz,  que son mis vitaminas, ñam, ñam, y con carbón, el cual permanecerá junto a mis raíces durante cientos de años, seguramente toda mi vida. Han explicado, mientras me plantaban, que el carbón es como una esponja, absorbe el agua y luego me la va dando poco a poco para que nunca me falte. ¡Cuánto mimo y  cuidado!, ¿verdad?  Me emocionó que pensaran tanto en mi bienestar…donde estaba antes no me cuidaban tanto. En el hoyo también han puesto harina de roca de basalto, el postre ¡uhmmm! Y microorganismos, que un hombre había preparado y que olía a fermentado. De esto solamente un poquito es suficiente, porque los microorganismos son muy pequeños y en una cucharadita hay muchísimos. También han añadido compost, elaborado por ellos mismos durante todo un año con los restos orgánicos de la cocina que depositaban en un compostador. Hoy lo han sacado; era un compost que olía estupendamente  a tierra de bosque, y me lo han dado. Todo esto lo han contado allí, para que todas las personas asistentes lo conocieran, y además así también yo lo he podido aprender, ya que tampoco no lo sabía.

Todo esto se iba mezclando con la tierra del lugar para posteriormente ir cubriendo mis raíces poco a poco, como un manto natural. Para finalizar pusieron mucha agua para que mis raíces puedan tocar tierra rica en nutrientes por todas partes. Como soy un niño, voy a necesitar agua regularmente los primeros años, hasta que pueda andar solo.

También han hecho una sonrisa a mi lado ¡Me gustó mucho! Una sonrisa para recoger el agua de la lluvia, impidiendo así que no se vaya  y favoreciendo que se quede a mi lado, y en forma de sonrisa! En mi interior sonrío cada vez que la veo. También van a cubrir, con acolchado vegetal, la superficie de la tierra a mi alrededor para evitar  que el sol del verano la queme, igual que las personas se ponen un sombrero de paja para proteger la cabeza del sol y que no se quemen sus caras.

Y además,  han el elegido el día para plantarme, según lo ciclos de la luna y los astros. Hoy la luna está en fase menguante, y esto me ayuda a echar raíces, a ir hacia abajo. Es también un día especial para plantar frutales como yo. Han pensado en todo, está claro que este lugar  es mi sitio.

Y por si no fueran suficientes todos estos cuidados, que son muchos, ¡HAN CANTADO!

¡Ha sido una bienvenida tan amorosa! Han formado un círculo a mi alrededor entre todas las personas (que eran unas 20); cantando canciones sobre la naturaleza; hablando de la importancia de nosotros, los árboles; de cómo han anhelado este día para poder plantarme; me he sentido el centro de su atención, nunca antes he recibido tanta atención, todos  mirándome a la vez. Miradas amorosas.

Y una cosa más: dos personas me han apadrinado. Voy a ser especial para ellas, han dicho, han prometido venir a hablar conmigo, ver como estoy, admirarme, alegrarse cuando nazcan mis primeras hojas verdes en la primavera, viendo como crezco. También van a contarme cosas de su vida,  sus alegrías y sus penas, tal vez pedirme un consejo, nunca se sabe… Creo que no puedo dar ningún consejo ahora, soy solamente un niño, pero cuando sea mayor, grande y fuerte, probablemente tendré mucha sabiduría, pues para entonces  espero haber visto, escuchado y aprendido mucho.

Y cuando sea un árbol grande podrán abrazar mi enorme tronco, apoyarse junto a mí, sentarse bajo mi sombra, recoger mis frutos y compartirlos con el resto de  personas que habiten el lugar. Tardaré algunos años en dar frutos, eso sí, tienen que tener paciencia, sin embargo mis frutos son buenos para el corazón y la memoria, y como se están haciendo más mayores, eso les viene muy bien.

Quiero crecer, hacerme un árbol grande y fuerte. Sé que los nogales nos podemos hacer muy altos. Quiero estar aquí, echar mis raíces aquí en este lugar, con las personas que me han dado tantos cuidados y amor en el día de hoy. Yo quiero cuidar de ellos también, darles mi sombra, mis frutos y mi compañía. Deseo apoyar su proyecto, darles buena suerte, y proteger su comunidad.


Seguían cantando cuando se marcharon al valle bajo para plantar 18 otros frutales y darles también la bienvenida a El Choclo.


2 respuestas a “El nogal”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *