Durante febrero y marzo tuvimos en el taller una actividad especial, porque además de un ejercicio de trabajo con madera era también un proyecto ambiental: crear varias casas para murciélagos para instalar en la finca.
Los murciélagos son buenos vecinos: no solo no molestan, sino que además se comen insectos como los mosquitos y las mariposas de la procesionaria, controlando su proliferación.
El diseño lo preparó un socio de la cooperativa tras investigar y recopilar información sobre cómo construirlas, recomendaciones sobre dónde ubicarlas, etc.
El interior es estrecho, oscuro y rugoso para que se puedan acomodar los murciélagos, con dos cámaras conectadas entre sí interiormente, y dos ranuras inferiores por donde entrar y salir.
El resultado es una caja aparentemente muy estrecha, pero en la que pueden caber ¡en torno a 100 murciélagos!
En nuestro caso, probamos varias ubicaciones en la zona más próxima a la pinada, como fachadas o árboles, para ver qué tal funcionan.
A veces tardan uno o dos años en instalarse, así que… ¡toca esperar con paciencia!